"Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."

"Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."
—Gandhi

martes, 25 de noviembre de 2014

Contra la discriminación positiva

España es un país con una profunda y arraigada tradición machista, enraizada en nuestra cultura y en nuestros hábitos cotidianos de forma inconsciente; sea como fuere, en las últimas décadas se ha tratado de eliminar esta nefasta práctica, desde el derecho a votar hasta la incorporación de la mujer al mercado laboral. En este aspecto concretamente se ha llevado a cabo una medida muy concreta que a mí, como mujer que soy, me pone los pelos como escarpias: en efecto, la discriminación positiva.

El contexto en el que ésto aparece más remarcado es el político, cada vez que, en unas elecciones generales, los periodistas gritan a los cuatro vientos que "el nuevo gobierno estará formado por siete mujeres y seis hombres". ¿Y qué? ¿Qué simboliza, en pleno siglo XXI, usar un criterio sexista para describir un gabinete de políticos? A mí, personalmente, me importa más la formación de la que gocen estos individuos, su competencia en asuntos de Estado y honestidad como personas; si llevan sujetador o calzoncillos, me viene a dar igual. En cambio, tenemos altos cargos (ya sean políticos, empresarios o alienígenas) que se jactan de "emplear mujeres", como si fuéramos un pedazo de mobiliario. Pero seamos sinceros, estas tonterías sólo se hacen en instituciones públicas; las empresas privadas no se andan con niñerías, y la tasa de contratación de mujeres en este sector se ve drásticamente reducida. No salimos rentables.

No obstante, ése es otro tema. Ciñéndome a la discriminación positiva, en estas "medidas igualitarias", el mensaje pseudo-sutil que llega, a mi parecer, es "pobrecita, que es mujer... venga, va, le doy un cargo importante". La discriminación positiva no sólo afirma, sino que REafirma esta presunta inferioridad del sexo femenino; este enfoque es un enorme cartel de neón que grita que somos estúpidas por naturaleza, y que por lo tanto los oh-so-magnánimos hombres deben hacer concesiones. Que nos aprueban por pena, vamos.

Teniendo en cuenta que el machismo es una ideología casi innata del sexo masculino desde hace más de cuarenta siglos, y que es una cuestión de cultura (vergonzosa, pero cultura al fin y al cabo), resulta "lógico" que pretendan subyugarnos. Y con todo, personalidades tan grandes como Marie Curie, Clara Schumann, Eva Perón, ¡Isabel la Católica!; todas ellas fueron discriminadas directamente (Isabel quizá no, pero a ver quién se atrevía...) y a la vez excepcionales en sus disciplinas; sufrieron como auténticas mártires y nos dejaron un legado digno de admirar. Y eran mujeres. Y nadie las puso ahí por pena. Para mí está muy claro lo que eso quiere decir. Si van a discriminarme, prefiero que lo hagan a la cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ayúdame a mejorar dejándome tu idea: