"Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."

"Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."
—Gandhi

martes, 31 de diciembre de 2013

El umbral del año


Nos encontramos a las puertas del comienzo de un nuevo año. Dondequiera que miremos, vemos los preparativos de las fiestas que bullirán esta noche, luces, decoraciones, comida… Es irrefutablemente una ocasión digna de festejar por todo lo alto, pero quizá podamos pararnos unos minutos a pensar qué se esconde detrás de todo este ruido y música.

Un año muere, a la vez que uno nuevo ve la luz. El ciclo comienza otra vez, sin querer eso decir que todos lo años sean iguales. No, cada año es único, y las cosas que suceden durante ellos no volverán a pasar. Por eso, no debemos permitir que los años pasen a través de nosotros indiferentemente. Echemos un vistazo atrás para observar todo lo que hemos vivido en el último año, y quizá lleguemos a sentirnos agradecidos por todos los buenos recuerdos que podamos atesorar de estos últimos doce meses. Esto tampoco quiere decir que debamos rechazar las malas experiencias; no, en absoluto, si no las recordáramos ni las tuviesemos presentes, la felicidad no podría llenarnos de la misma manera. No permitamos que los años, los recuerdos y la vida caigan en el olvido. Al fin y al cabo, un año muere, y lo respetamos acordándonos de él como haríamos con un amigo.

Ahora, si hemos sido capaces de despedir el año pasado como se merece, también podemos mirar hacia delante y darle la bienvenida a esta nueva etapa, que tan próxima está ya. Es costumbre para muchas personas hacerse promesas a sí mismas que cumplir durante ella. Objetivos, metas que le hagan a uno mejor persona y, en realidad, más feliz. Si hay un momento especial para comenzar un proyecto, hacer realidad un sueño o enfrentarse a aquello que más odiamos de nosotros, es este. Pensemos en cómo hacer desaparecer los momentos oscuros del pasado, y luchemos por sacar el máximo partido del año que entra. En definitiva, el comienzo de un año siempre será algo especial, algo que da que pensar y que no debe reducirse a un simple festejo más.

Pero, por último, más importante que todo este “balance de lo bueno y malo”, es recordar que toda esta ilusión y promesas no deberían quedarse en un efímero día. Cada uno de los días del año, al despertar, acordémonos de cómo nos sentíamos al comienzo del año, ese deseo de volver las cosas un poquito mejor, y asegurémonos de que se cumpla, luchando por ello día a día. Es demasiado fácil acostumbrarse a la rutina, y rutina significa precisamente monotonía, sin que ningún día sea especial. Que no sea así. Que cada día sea un Año Nuevo. Que nuestras promesas se mantengan siempre vivas. Si algo se puede desear más que nada para empezar un año, es no acostumbrarse nunca a la belleza del mundo, no perder la capacidad de asombrarse con los pequeños detalles, hacer de la vida algo especial y único que merezca la pena. Algo a lo que deseemos fervientemente aferrarnos.

¡Feliz Año Nuevo 2014!


-Víctor Ardelean

¡Felices Fiestas a todos!

Queridos lectores de Humana y Humanista:

Como primero, daros las gracias a todos los que os habéis tomado la molestia de leernos a Víctor y a mí (aunque sólo de momento; el nuevo año traerá nuevos colaboradores), así como a los que nos habéis ayudado a difundir nuestra empresa, ya sea de palabra o a través de las redes sociales: mil gracias de corazón.

A continuación, debo pediros disculpas por no haber actualizado el blog estos últimos días; el invierno no perdona, y una servidora fue derribada por las anginas, lo que lamentablemente me imposibilitó escribir nuevos artículos. No obstante, ya me encuentro bien, por lo que acabaremos el año con fuerza, con una fantástica entrada de manos de Víctor (que publicaré a continuación) y otras contribuciones mías que iré escribiendo a lo largo de la tarde.

Una vez dicho esto, nuestro último mensaje es, de nuevo, de agradecimiento por acompañarnos, y así, desde Humana y Humanista queremos desearos unas felices fiestas (entono un mea culpa por llegar tarde para felicitar la Navidad) y un muy próspero año nuevo. Este es un día para reflexionar, para hacer balance, y, sobre todo, para proponer cambios; os animo a todos a querer cambiar, siempre para bien, a ayudar, a dar lo mejor de vosotros y, sobre todo, a ser felices.

Cordialmente,

HyH.


domingo, 22 de diciembre de 2013

Por el respeto hacia los docentes

Siguiendo el hilo de mi última entrada, quiero denunciar la pérdida de uno de los valores más importantes de la sociedad: el respeto. Puede que este sea el valor concreto más importante de toda nuestra sociedad, y me complace proceder a explicar por qué, con ello confiando en que pueda hacer mella en alguno de mis lectores. La primera definición de dicha palabra en la RAE es "veneración, acatamiento que se hace a alguien"; sin embargo, dada la pérdida de valores ético-cívicos y morales de los últimos cincuenta años, me atrevo a decir que esta definición ya no se ajusta a la realidad que entendemos muchos por "respeto" hacia los demás.

Me centraré principalmente en el respeto hacia la figura que debería ser, en efecto, venerada por toda la sociedad: el profesor. ¿Por qué tenemos que respetar a nuestros profesores? Para escribir este artículo, yo misma he tenido que pensar con detenimiento la respuesta; para mí es algo natural, casi obligatorio, y me avergonzaría de mí misma si faltara al respeto a uno de mis docentes. Esto es, naturalmente, porque me lo han enseñado en casa (como bien digo en mi anterior entrada) desde pequeña, aunque ahora la sencillez y simpleza del asunto me está dando un curioso quebradero de cabeza; he llegado a la conclusión de que, en efecto, las razones son muy simples. Mis padres me han enseñado el valor de la cultura, la importancia de adquirir conocimientos, tanto para el futuro como para el presente, y poca gente hay a parte de nuestros profesores que estén cualificados/dispuestos a hacer dicha tarea. En este caso, respeto significa valorar lo mucho que estas personas hacen por nosotros, otorgándonos, nada más y nada menos, conocimiento. Es preciso respetar a nuestros profesores porque ellos nos están dando de comer, figuradamente; aquel que nos enseña a pensar, nos enseña a ser, y a falta de academias platónicas o escuelas pitagóricas en las que poder empaparnos de la oh, gran cultura griega, no nos queda otra que hacer caso al pobre panoli de la bata blanca que tiene que aguantar a un grupo de adolescentes que no podrían tener menos interés en lo que está diciendo.

¿He conseguido hacer palpable la injusticia de esta situación? A pesar de que nuestros profesores nos dan todo lo que tienen, es decir, sus propios conocimientos, para que nosotros podamos llegar aún más lejos de lo que han llegado ellos, hoy en día es tal la desfachatez de algunos alumnos que ni siquiera son capaces de agradecérselo mostrando un mínimo de respeto. Es cierto que hay profesores que, por desgracia, no se comportan como quizá deberían, y asimismo faltan al respeto a sus alumnos; una chica que conozco me dijo una vez: "No voy a respetar a (inserte aquí el nombre de la profesora a la que se refería, cuya identidad, naturalmente, no voy a desvelar) si ella no me respeta a mí". Esta extrapolación del "ojo por ojo" hammurabi es, lamentablemente, incorrecta, por la sencilla razón de que un profesor, en su posición de profesor, está por encima de ti, alumno, en tu posición de alumno (con esto quiero hacer presente que me refiero al ámbito escolar, que no fuera de él, pues ése es otro tema). De esto deriva que, por desgracia, el mundo no es justo, y aunque haya profesores que sean injustos con nosotros, es nuestra obligación como alumnos, como ovejas del rebaño que pastorean, respetar la labor que para bien o para mal llevan a cabo. Ello no quiere decir que tengamos que admirar a todos y cada uno de ellos, ni mucho menos; que cada uno haga y diga lo que quiera en privado, pero es imperativo que mostremos el debido respeto al menos ante los sujetos a tratar.

Esto puede parecer hipocresía (fingir respeto por el profesor que luego vas a poner a parir en el recreo), pero de hecho no lo es. Y es que el respeto actual (al menos tal y como yo lo veo) no se basa en una concepción ética, sino en un comportamiento moral; es decir, no necesitamos SENTIR respeto por nuestros profesores, mayores y demás figuras de poder (ya que se supone que están por encima de nosotros porque lo merecen... aunque ciertamente es muy discutible), aunque desde luego deberíamos, pero, al menos, MOSTRARLO. Esto puede extrapolarse también a la "seguridad" del anonimato del que disfrutamos en Internet, que prácticamente nos incita a decir lo que nos dé la gana, con ello pasándonos el respeto por la suela del zapato; quiero remitirme a un fantástico "tuit" que leí hace tiempo que decía "Respétame, hijo de puta" (pido disculpas si alguien se siente ofendido por el lenguaje, pero lo considero especialmente representativo). La ironía del mensaje es clara: exigimos respeto sin darlo, y lamentablemente este juego no funciona así.

 Las opiniones, los comportamientos, las personas... No todas son respetables, cierto es. Por ello tenemos que aprender a distinguir cuándo estamos en nuestro derecho de rebatir y reprender una actitud y cuándo es, no obstante, nuestra obligación la de agachar la cabeza y resignarnos a asentir, por mucho que disciernan nuestras opiniones al respecto del tema; no por sumisión, sino por respeto.


Por la educación de casa

Como ya habréis deducido, para mí, la base de cualquier sociedad, de cualquier sistema y de cualquier forma libre de vida reside en la educación. Hay muchos tipos de educación, y ser educado no consiste en tener un título universitario, eso es más bien ser culto (¡ja! Otro tema que pienso atacar en mi próxima entrada; aquí no se salva ni el apuntador). La educación propiamente dicha consiste en tener los valores éticos y morales para alcanzar a ser buenas personas, para saber comportarnos como ciudadanos respetables y para que, véase quién, nos respeten. Mi profesora de Lengua de Primaria siempre decía "prefiero que suspendáis el examen a que seáis unos maleducados" (le mando un saludo desde aquí, si algún día se topare por casualidad con HyH).

La educación viene de casa. "No hay más ná". ¿Qué persona se considera "educada"? En realidad es una cuestión de pequeños detalles que hoy en día, por desgracia, pasan altamente desapercibidos por la mayoría, pero que, como todos los detalles, marcan una gran diferencia. La educación reside en gestos tan simples como aguantarle la puerta a la persona que viene detrás de nosotros, ceder nuestro sitio en el autobús a los que lo necesitan, no tirar basura al suelo, pedir perdón y dar las gracias... Es sentido común para algunos, pero por desgracia, este sentido es el menos común de todos. La importancia de dirigirnos correctamente a los demás es, siguiendo esta línea de "detalles", vital para hacer funcionar nuestra sociedad; este aspecto va fuertemente ligado al respeto (tema que trataré con más profundidad más adelante), y es lamentable ver con qué desprecio y superioridad se dirige cierta gente a, por ejemplo, los camareros. Una persona que ha recibido una educación adecuada (me reitero para que no se os vaya de la mente: la educación viene de casa) sabe y no duda en comportarse con educación, valga la redundancia, pidiendo las cosas por favor, en buen tono y, sobre todo, sin hacer desprecios; ¿cuántas veces vemos actitudes de superioridad ante los empleados que nos asisten en el establecimiento que sea? Esto es absolutamente deplorable, vergonzoso.

La educación se está perdiendo. ¿Y cuál es la solución? En mi opinión, en vez de hacer tanto dibujo animado "educativo", que están atontando a los niños de una manera absurda (sí, también me voy a meter con ellos en otra entrada), lo que hay que hacer, y que se ha hecho "de toda la vida", es tirar de la vieja zapatilla y enseñar a los niños a comportarse debidamente; en caso de que alguien me haya malinterpretado y esté en vías de llamar al teléfono de malos tratos, no estoy hablando de usar la violencia para reprender a los niños. Soy, en efecto, de esas personas que piensan que "una bofetada a tiempo quita mucha tontería", pero no es ni mucho menos necesario pegar a los niños; la clave está en ENSEÑAR, en REPRENDER, en EDUCAR. Son directrices muy sencillas, y aunque pueda parecernos un mundo, la clave del éxito reside en la mismísima cabecera de Humana y Humanista: se enseña con el ejemplo. Los adultos cada vez están más ocupados y pasan menos tiempo con sus hijos, eso es cierto, y una realidad frente a la que poco se puede hacer, pero la impresión que se me presenta es que muchos progenitores usan esta situación como excusa para descuidar la educación de sus hijos. ¿Qué está pasando? ¿Estáis los adultos realmente tan ocupados como para no tener tiempo de castigar a vuestro hijo cuando se porta mal? ¿Tanto miedo tenéis de imponeros y dar una lección? No sé a vosotros, lectores, pero a mí me han inculcado ciertas cosas desde que era pequeña, y no me las han enseñado en el colegio. Aunque muchos no se lo crean, los profesores no están para educar a los niños; la tarea de un profesor es adoctrinar, enseñar conocimientos para formar personas culturalmente completas y competentes, no dar azotes.

Necesitamos enseñar a nuestros niños de ahora (que, como ya estáis hartos de oírme decir, son los adultos del mañana) a ser buenos conciudadanos, pues, por desgracia para muchos, no vivimos solos; y resulta que los niños poseen una cualidad fascinante que es la de la imitación. Nadie nace sabiendo. Por eso es imprescindible que enseñemos, que hagamos personas, y sobre todo que no releguemos nuestras tareas a otros (véase el colegio o los ya mencionados dibujos animados "educativos"); las responsabilidades que acarrea un hijo son muchas; yo diría que su educación es la más importante.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Contra el bullying

Escribir esta entrada remueve demasiadas heridas que aún no están del todo cerradas, así que me gustaría cederle la palabra a un blog titulado "Rise From The Ground" (al final de la entrada os proporcionaré el link y la cuenta de Twitter de contacto); la autora se puso en contacto conmigo hace unos días y me pidió que visitara su blog, cosa que hice con gusto. Me sorprendió encontrarme con una plataforma completa, muy bien diseñada y cuidada, y lo que es más importante, un blog lleno de verdades. 

"Rise From The Ground" tiene como objetivo concienciar y ayudar a las personas que sufren bullying; al igual que éste, el blog está administrado por una adolescente, y a pesar de que no dudo de las capacidades de mi generación, siempre es una grata sorpresa encontrarse con una persona que lleva a cabo una tarea tan difícil y tan cargada de mérito. La página posee diversas secciones, desde un "¿Qué hago si...?" con distintos posibles casos, hasta "Historias Reales", tanto desde el punto de vista de personajes famosos como gente de a pie que ha relatado sus propias experiencias. Una sección concreta que me gustaría tratar es "Falsos Mitos", cuya cabecera es: "Sólo es un juego de niños", acerca de la que escribiré una entrada propia más adelante. 

Como ya he dicho, el blog es magnífico en todos los sentidos, desde el diseño a la intención, así como la calidad de las entradas. Os animo a visitarlo y, sobre todo, difundirlo, pues al igual que HyH, "Rise From The Ground" necesita hacer llegar un mensaje muy importante, que no debe ser pasado por alto: STOP BULLYING.


Twitter: @risefromground

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Por la reforma en el Sistema Educativo (2ª parte)

En mi entrada anterior traté la cuestión de los contenidos, pero ahora me gustaría centrarme en el aspecto estructural de la educación. Es aquí donde me quiero remitir al Sistema Educativo alemán, ya que mi proposición para nuestra reforma es imitar sus métodos; por lo que parece, no les va nada mal.

En Alemania, todos los niños sin excepción atienden el "Grundschule", es decir, nuestro equivalente a primaria, pero en el quinto y sexto año, es decir, a los 10 y 11 años, pasan por una fase de "orientación" o "examinación", durante la que se decide a qué nivel posterior se les enviará. Según las notas, aptitudes y actitud del alumno, hay tres posibles continuaciones:
-"Hauptschule": este ciclo está diseñado para niños "problemáticos", quizá por convivir en un entorno conflictivo o por otras razones; estos alumnos seguirán sus estudios hasta los 14/15 años (según el centro), y serán educados en materias primariamente manuales, es decir, aprenderán un oficio. Puede parecer que esto va en contra de "mis principios" de enseñar a pensar a los niños, pero en realidad es una resolución que apoyo firmemente: "Todo el mundo es un genio; pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar un árbol, te pasarás la vida creyendo que es estúpido". Los niños que cursan esta modalidad tendrán la opción de realizar un módulo de carácter práctico (un oficio).
-"Realschule": esta opción educativa es asignada a los estudiantes que tienen ciertas dificultades para aprender, o que ciertamente no muestran excesivo interés por ello (una circusntancia que también se puede dar, naturalmente, y en cuyo caso habría que tomas las medidas adecuadas, como ahora explicaré); los escolares de esta modalidad estudiarán hasta los 16 años (es decir, terminarían la ESO en España), y serán orientados hacia módulos de carácter más avanzado (es decir, Formación Profesional). Por ello, serán educados en una base de más cultura "teórica" pero también dispondrán de numerosas actividades/asignaturas prácticas y/o manuales.
-"Gymnasium": a pesar de su similitud, el gimnasio no está involucrado en la tercera y última modalidad de enseñanza alemana; en esta escuela, los estudios continúan hasta los 18 años, tras los que posteriormente se accede a la Universidad (si así se desea, claro).

Este viene a ser el único modelo que hay en España, y que obliga a todo el mundo a seguir la misma línea de aprendizaje, centrándose casi únicamente (en el caso español, que no en el alemán) en contenidos teóricos sin ninguna puesta en práctica. Lo que se sigue de ello es que los alumnos se vean obligados a estudiar y acaben rechazando el sistema, comportándose como esponjas y despreocupándose de aprender, puesto que la impresión que nos llega en múltiples ocasiones es que lo que estamos estudiando "no sirve para nada". El objetivo del sistema alemán es poner en práctica estos conocimientos, fomentando siempre los recursos personales del alumno y trabajando en grupo (una actividad que en España se toma un poco a pitorreo).

Algunos argumentan que éste sistema es discriminatorio, pues "etiquetan" a una edad demasiado temprana al que "vale" y al que "no vale"; sin embargo, en realidad es de una eficiencia... alemana, vaya, puesto que motiva tanto a padres como a hijos a estudiar y a preocuparse por la cultura, ya que está muy presente en sus materias de aprendizaje. Como resultado, se juzga a los peces por sus habilidades natatorias a los monos por su destreza sobre los árboles.

Con respecto a las polémicas Reválidas que propone implantar el señor Wert, mi postura es de apoyo incondicional, siempre y cuando se enfoque correctamente. Siguiendo de todo lo anterior, y esta vez equiparándolo a los cursos españoles, mi propuesta sería hacer una reválida en 6º de Primaria, en la que los alumnos deberían aprobar para pasar de curso, naturalmente, y teniendo en cuenta sus notas, asignados a una de las tres modalidades de estudio que he explicado anteriormente; es decir, en este caso, las notas  se tendrían en cuenta. Una segunda reválida tendría lugar al terminar la ESO, para determinar si los alumnos poseen los conocimientos adecuados para continuar con sus estudios; en ésta, sin embargo, la calificación sería de Apto o No Apto, sin tener en cuenta los resultados (dando por hecho que el 5 representaría un nivel verdaderamente digno, y no como ahora, que se considera una nota mediocre "regalada"). Posteriormente, en Bachillerato, tendría lugar la tercera y última reválida, en la que se examinaría a los estudiantes de las materias comunes y básicas, de nuevo calificándoles como Aptos o No Aptos; una vez que la reválida determine que el nivel del alumno es suficiente para pasar a la Universidad, cada carrera (que no Facultad, para evitar disparidad de opiniones) debería presentar su propio examen, con las materias necesarias para susodicho título. Por ejemplo, los aspirantes a Medicina deberían aprobar la reválida y luego ser puntuados en sus conocimientos acerca de Biología y Química (si los docentes así lo consideran oportuno). Esto restaría el nivel de estrés y competitividad que actualmente reside entre los estudiantes de Bachillerato, que además ven mermada sus notas por asignaturas "que no van a usar".

De todo esto se sigue que mi propuesta para un buen sistema educativo es el estudio de los estudiantes, valga la redundancia, distinguiendo aptitudes y orientando a los niños a futuros factibles y dignos, en vez de esperar que todos se conviertan en ingenieros. Es cuestión de optimizar las líneas difusas de nuestro método actual, y de proponer un cambio por la cultura.


Por la reforma en el Sistema Educativo (1ª parte)

Con motivo de las dos entradas ("Por la educación" y "Por la música") acerca de los cambios en educación que nos gustaría ver a mis socios y a mí (aunque de momento sólo conozcáis a uno de ellos, pronto llegarán aportaciones de nuevos Humanos y Humanistas), me gustaría proponer un modelo de Sistema Educativo paralelo a la famosa Ley LOMCE que ataca nuestras calles últimamente; no estableceré comparaciones entre mi modelo y la susodicha Ley, sino que simplemente aportaré mis propias ideas acerca del asunto, como estudiante a favor de la cultura. Sin embargo sí que usaré el Sistema Educativo alemán como sistema de referencia, reforzando así los argumentos que aportó Víctor en "Por la música". Dado que es un "modelo de reforma", dividiré el texto bajo encabezados, un esquema que normalmente no seguiré para el resto de las entradas, pero que considero oportuno para expresarme con claridad.

Parvulario
Desde el mismo comienzo de nuestra educación "externa" (es decir, la que no recibimos de nuestros padres), se debe fomentar la imaginación y el desarrollo de cualidades artísticas; esto no dista mucho de la actual situación, pero concretaré algo más: dibujos, manualidades, multitud de ejercicios que desarrollen la creatividad de los alumnos, su capacidad de hacer algo por ellos mismos (esto es, no seguir siempre la línea de puntos), potenciando su carisma y habilidades artísticas, que, aunque pseudo-despreciadas actualmente por su "inutilidad funcional", son igual de importantes que el álgebra diferencial, sobre todo a una edad en la que los niños "explotan" su imaginación. También es fundamental que se fomente el compañerismo y el buen ambiente entre los niños, pues aunque esto parezca una tontería/obviedad, el bullying empieza a germinar en esos primeros años de contacto con la sociedad, y es un tema que no puede (que no debe; no puede) tomarse a la ligera (naturalmente, trataré este gran problema en otra entrada).

Educación Primaria
Una vez que empieza "el cole" propiamente dicho, "el cole de mayores" como se llama comúnmente entre los menores, hay que enfocar la educación de los niños a un aprendizaje activo, directo y funcional. Esto quiere decir que es imprescindible enseñar a los niños a leer perfectamente, con una buena pronunciación, sin vacilaciones, usando la entonación correcta y, sobre todo, comprendiendo los textos; naturalmente no se puede esperar que infantes lean y comprendan textos de, pongamos, Bécquer, eso está claro, pero es esencial encaminarles hacia ello; por supuesto, esta casilla incluye las reglas de ortografía y redacción. Asimismo, la aritmética es fundamental; "las cuatro reglas", que se llamaban antes (suma, resta, multiplicación y división) han quedado prácticamente relegadas a la calculadora, haciendo a los estudiantes demasiado dependientes del aparato; me remito al típico dicho/chiste de <<Exámenes de matemáticas en los que usas la calculadora para 1+1 "por si acaso".>>. Soy perfectamente consciente de que no se refiere a la falta de conocimientos aritméticos de los alumnos, pero sí refleja una falta grave en la base de la educación posterior.

Una vez cubiertas las materias "base" para el futuro desarrollo intelectual de los escolares, también es primordial abordar los idiomas desde el ángulo adecuado; para empezar, la traducción no sirve de nada. No quiero quitar mérito alguno a esta digna profesión, que no se me malinterprete, pero una lengua no puede aprenderse a base de traducciones, por la simple razón de que el bilingüismo es precisamente la capacidad de pensar en dos idiomas, sin necesidad de tener que traducirlo. Dicho lo cual, es importante que se sigan pautas didácticas activas, asentando, igual que con la lengua y las matemáticas, las bases para un futuro aprendizaje más completo. Una cuarta asignatura vital es aquella que la mayoría (o yo, al menos) recordamos con ternura: Conocimiento del Medio; esta materia lo tiene todo: biología, historia, geografía... En resumen, aporta el conocimiento del medio en el que vivimos (como su nombre bien indica).

Naturalmente no podemos olvidarnos de las artes, que deben seguir siendo fomentadas, desde la música (sí, la música, caramba, que los pentagramas no muerden) hasta la pintura, pasando lógicamente por la literatura, e incluso, me atrevo a decir, el cine. Es importante educarnos en todo aquello que nos rodea, y ¿qué forma de cultura se encuentra más presente y camuflada entre nosotros? LAS ARTES. Guste o no, juegan un papel muy decisivo en nuestra personalidad y conducta (si no, ¿qué es la publicidad, sino el uso "maestro" de diversas artes combinadas?).

En resumen, lo principal es que enseñemos A PENSAR. Es común decir que "los niños son esponjas", refiriéndose a que absorben contenidos con una agilidad portentosa, pero yo cada vez veo el sentido de esta frase reflejado en la pasividad de los alumnos, que no tienen más que, como buena esponja, absorber, sin dar nada a cambio; nuestro Sistema Educativo está sostenido en una dinámica pasiva, en la que los alumnos se sientan, copian, memorizan, reproducen, aprueban, y repiten el ciclo. Parece que nos cuesta darnos cuenta de lo necesario que es enseñar a pensar por uno mismo, no simplemente a "hincar codos" como... en fin, como esponjas.

Educación Secundaria
Una de los mayores fallos que le veo a este ciclo es su enfoque prioritario hacia Bachillerato. Como si fuera una etapa "puente"; "lo que dé en la ESO me da igual, porque en Bachillerato no voy a tener esta asignatura". Realmente no hay concepción de la cultura que me duela más. Precisamente por eso insisto en la importancia de fomentar la cultura y la curiosidad natural por el aprendizaje; es lógico que nunca nos van a gustar todas las asignaturas, pero ¿no podríamos conseguir que al menos un par de ellas se estudiara con ganas?

Con respecto a las materias impartidas, quiero remitirme también al sistema americano además de al alemán; los adolescentes americanos son instruidos con clases de debate como asignatura obligatoria, en la que aprenden a defender sus argumentos, a respetar los de los demás y a expresarse con claridad y concisión; una cualidad que parece estar en decadencia entre nuestros escolares. Así pues, en vez de "educación para la ciudadanía" o "ética", yo propongo que se imparta la asignatura de Debate, en la que, para no descuidar estas otras materias que se quitan del medio, se tratarían temas de ética y ciudadanía. Las artes plásticas y la música deberían ser obligatorias, eligiendo una y estudiándola "en serio" (que pongo entre comillas por la carencia de sentido que tiene para mí; si algo se va a estudiar mal, que no se estudie).

Sobre todo, lo principal en este ciclo educativo es seguir fomentando la capacidad propia de los niños para pensar por sí mismos, ser capaces de deducir y adquirir una cultura realmente general; es decir, enseñar lo "básico", y enseñarlo bien. ¿Por qué hay que estudiar CMC (Ciencias del Mundo Contemporáneo, que viene a ser "biología divulgativa") cuando hemos estado tratando biología desde los doce años? ¿Tan mal se da que es necesario repetir lo mismo cuatro años después, en un ciclo tan vital como es Bachillerato? Consigamos un sistema eficiente, aunque sólo sea por la cuenta que nos trae, y no permitamos que se vaya perdiendo nivel de exigencia, ni de cultura, ni contenidos; optimicemos prioridades.

Bachillerato
Este es el tema concreto que en mí levanta pasiones. Voy a presentar una lista con las asignaturas que yo considero necesarias para este ciclo e intentaré ser breve en las razones que me motivan.
Asignaturas Comunes Obligatorias:
-Lengua Castellana y Literatura: naturalmente, no creo que haga falta explicar por qué; necesitamos conocer nuestro idioma.
-Filosofía: sí, señor Wert, FILOSOFÍA; si no sabemos cómo pensaban los más sabios, ¿cómo vamos a aprender a pensar nosotros mismos? Por tediosa que parezca, abordada desde el ángulo adecuado (suerte de la cual yo gozo, afortunadamente), la filosofía es una fuente infinita de cultura que nos mueve a pensar.
-Inglés: no considero necesario aportar razones para ello.
-Educación Física: si ésta materia debería puntuarse o no, es un extenso debate en el que no me voy a meter ahora, pero, como vaga redomada, reconozco y admito que es imprescindible mantenerse en forma: Mente sana en un cuerpo sano.
-Matemáticas: divididas dentro de cada modalidad para conseguir una orientación práctica (es decir, tal y como está).
-Economía: en lugar de CMC, conocimientos que deberían haberse aprendido y asentado en la ESO, yo soy partidaria de que podamos gozar de instrucción en el campo más competitivo y presente en nuestras vidas, es decir, la economía. Es una doctrina que está presente en todos los aspectos de nuestra vida, y aunque sólo sea impartida de manera "general", a mí al menos me gustaría aprender a entender la factura de la luz.
Asignaturas Comunes Optativas:
Aquí me remito a la cultura más pura y dura que hay: el arte y los idiomas.
-Segundo idioma, sea el que sea.
-Arte/Música: sí, de nuevo me tenéis dando la paliza con la música. ¡Es importante!


lunes, 16 de diciembre de 2013

Por la música

Esta entrada viene de la mano de Víctor Ardelean, uno de mis socios en HyH, quien intentará aportaros un artículo nuevo cada semana.

Con esta inquietante imagen abro este artículo, en el que quiero lanzar un pequeño grito sobre la música, la importancia de su papel en nuestras vidas y, sobre todo, la situación actual de su enseñanza, tanto a nivel local como mundial.

                ¿Qué representa la música en nuestras vidas? ¿Por qué, para qué es importante? Para comenzar, debe explicarse que la importancia de la música reside en que en realidad no es más que otro idioma, un idioma hablado internacionalmente y que no distingue entre países, razas, culturas o religiones; no dependemos de los valores aprendidos en nuestra sociedad para entenderla. Sin duda alguna, la música une a las personas, de acuerdo con el lema “La música es el único lenguaje que no todo el mundo habla, pero sí entiende”. Esto se puede comparar con cómo cualquier persona de cualquier rincón del mundo sabe que si alguien sonríe es porque está feliz, sin que nadie le haya enseñado “sonrisa significa felicidad”. En resumidas cuentas: la música, al igual que la sonrisa, es algo innato en el hombre, algo que no se puede aprender a sentir.
No se puede aprender a sentir la música, pero sí a entenderla, comprenderla y, por supuesto, interpretarla. Algo tan natural y propio del ser humano debería ser fomentado y alabado, pero sin embargo en este país hemos permitido que se desprecie a todo aquel que vemos cargando con su instrumento a la espalda. No se puede negar que se le mira distinto, como si perteneciera a otro grupo y fuera “el raro”. Nadie se para a pensar en el dolor que provoca esta falta de reconocimiento al esfuerzo que supone tener que asistir a dos escuelas al mismo tiempo, con la gran cantidad de horas de estudio y resultados que exigen ambos.
Al mismo tiempo, cuando hablamos de jóvenes a las puertas de la universidad y su futuro, ¿cómo de difícil se hace la elección del grado superior musical en lugar de una carrera universitaria “normal” cuando lo único que se oye como respuesta a la propia ilusión es la cruel frasecita “Ah, que quieres estudiar música, pero ¿y qué más?”? ¿¡Qué más!? ¿Qué más que una carrera de catorce años, compaginada con los doce de estudios escolares? Con este gran apoyo y entusiasmo, no se hace difícil imaginarse cómo hemos permitido que la música caiga tan bajo en la sociedad española. Como punto de partida en la búsqueda de los motivos de esta inquietante carencia, tomaremos como referencia Alemania, un país que destaca por el ejemplar fomento y enseñanza de los que goza la música. Si les miramos a ellos y nos comparamos, ¿qué diferencias vemos? Sin lugar a dudas, la cuestión principal es la mentalidad de la población. En países centroeuropeos como Alemania, el raro es el que NO toca un instrumento. La música forma parte de sus vidas y se ve como algo natural, viven con ella día a día y se fomenta de todas las formas posibles. Teniendo esta cultura de fomento del arte entre la gran mayoría de habitantes, el resto de factores que propician la enseñanza musical fluyen solos. El primero es la importancia que se le da a las asignaturas musicales ya en el colegio. No estoy hablando sólo de la asignatura de música como tal, sino de las ventajas con las que cuentan los niños músicos en sus escuelas. Desde quinto de primaria se ofrecen clases de instrumento en el propio colegio; ¿dónde se ha visto eso en España? Además de que durante los años equivalentes a la ESO la música impartida en Alemania es relativamente fuerte y ya hace introduce conocimientos teóricos y prácticos muy profundos (con perdón, lo que se aprende en los institutos españoles como “música” es de risa), es obligatorio escoger un arte para los dos últimos años, ya sea música o pintura, de nuevo algo inconcebible en España. Poniéndonos en el caso de la elección de música, los temarios impartidos son ya tan elevados que igualan a los mismísimos conservatorios. Lo que quiero hacer ver es que la música puede tomarse como un pitorreo, o puede hacerse en serio. Un país opta por sacrificar toda forma de arte en su programa educativo; otro, se asegura de que ningún joven acabe sus estudios sin saber distinguir al menos una pieza barroca de una romántica. Debería lucharse por que esta terrible comparación no fuese posible.
Si salimos fuera del ámbito del colegio, nos encontramos ante lo que es la verdadera fuente de músicos en una sociedad: los conservatorios. En este último punto retomaremos la imagen a la cabeza de la entrada. ¿Por qué solo dos de cada diez niños gozan del privilegio de una formación musical, cuando hay un setenta por ciento de adultos que se arrepienten de no haberla tenido de pequeños? Haciendo referencia a entradas anteriores: por dejadez. Debería haber una mayor concienciación de los padres sobre la importancia que tiene la música en un niño. Están demostrados científicamente el gran desarrollo mental que supone y el aumento de la creatividad, pero la falta de iniciativa y resolución de los padres, sumada a la preocupante escasez de conservatorios que sufre España, provoca el gran analfabetismo musical característico de este país. No existen becas, a pesar de que los mejores de los pocos conservatorios existentes son privados (la decadencia de los públicos se la debemos a nuestro único sistema educativo), y otro gran motivo que amedrenta a muchos padres es tener que afrontar el pago de matrículas trimestrales (cuyo precio, por cierto, fue duplicado este curso) además de la inversión que supone la compra de un instrumento.


¿Qué tenemos entonces? Un sistema en decadencia, en obvio retraso frente al de muchos otros países. Un sistema que, defendiéndose en la falta de recursos económicos, está permitiendo la desaparición de la cultura y del arte. Pero, sobre todo, tenemos un pueblo que no está haciendo nada por defender esa “nimiedad sin importancia” que dicen que es la música. El problema no viene del sistema de arriba; si la música ganase la importancia que se merece entre nosotros, todo lo demás sería tirar del hilo. Pero necesitamos el hilo.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Por la justicia

La justicia es uno de los pilares de nuestra sociedad y nuestro país, puesto que en ella residen los derechos y obligaciones de cada uno de los ciudadanos que lo habitan. Nuestra justicia, concretamente, como ya dije en una entrada anterior ("Contra la dejadez"), es víctima de la dejadez general que absorbe al país; yo suelo recurrir a la expresión de que es "de niños pequeños", porque veo constantemente penas que parecen estar siendo aplicadas a niños de parvulario: Como te has portado mal te pongo de cara a la pared pero te acabo levantando el castigo. Este ejemplo es el más representativo hoy en día, bajo el régimen de un código civil enfocado a la reinserción social antes que al castigo.

El objetivo de la reinserción es dar una segunda oportunidad a aquellos que quiebran la ley, sea cual sea su infracción, y esta orientación, en mi opinión, es incorrecta por un motivo: no todos los crímenes son iguales; no es lo mismo robar un banco que matar a alguien, ¿cierto? Entonces, ¿por qué la condena se mide igual? Un ladrón puede llegar a estar el mismo tiempo en la cárcel que un asesino, enfoque que me parece del todo, válgame la redundancia del tema, injusto. Estamos hablando de los derechos de la persona, y así como la viga principal de la justicia es tratar a todos como iguales, quiero poner la frontera en el reparto de justicia que le toca a cada uno. Un craso error del Sistema Judicial y gubernamental español ha sido la hoy famosa Doctrina Parot, que debido a la retroactividad de su aplicación ha conseguido la puesta en libertad de un gran número de criminales tales que violadores y terroristas; es decir, el error está lógicamente en la retroactividad de ésta, pues es un principio fundamental del derecho que ninguna ley podrá aplicarse con este carácter. Pero además, el error reside sobre todo en la falta de acción en el momento preciso, ya que ahora estamos sufriendo las consecuencias.

De todo esto se sigue que hay que cambiar el código civil. ¿Cómo? Valorando qué crímenes y qué criminales merecen la reinserción, y cuáles merecen únicamente castigo; yo personalmente divido las infracciones en dos grandes grupos: leves y graves. Las primeras engloban infracciones tales como robos, tráfico de drogas, delitos para con Hacienda y derivados; las infracciones graves, por otro lado, hacen referencia a asesinos (sobre todo aquellos que han quitado más de una vida y/o cruelmente), violadores, terroristas y demás sujetos cuyas faltas atentan contra el primero de los Derechos Humanos. Establecida una vez la división, y teniendo en cuenta lo que implica cada crimen, estoy firmemente a favor de la cadena perpetua. Ésta va en contra del principio de reinserción del código civil, pero yo la considero no sólo el castigo justo y apropiado para violadores y asesinos en general, sino además una gran táctica de educación; para defender esto me apoyo en algo que leí una vez: "Enseñamos a nuestras niñas a no ser violadas en vez de enseñar a los niños a no violar". Si imponemos autoridad, lo lógico sería que la gente se lo pensara dos veces antes de atreverse a cometer un crimen; si no, que sufran las consecuencias.

Como todo en esta vida, y como ya he dicho, la justicia viene de la educación; tenemos que enseñar a no robar, enseñar a no matar, a no cometer crímenes y a ser buenos ciudadanos y buenas personas; igual que se castiga a un niño cuando desobedece a su madre, hay que castigar a aquellos que conscientemente deciden infringir las normas y transgredir los derechos humanos (haciendo especial hincapié en conscientemente, considero apropiada y necesaria la ampliación de la edad mínima para sufrir una condena; si eres lo suficientemente mayor como para matar a alguien, lo eres para sufrir las consecuencias) . La reinserción debe estar orientada a aquellos que han tomado algo que pueden devolver; esto es, a ladrones (de todo tipo), que deben devolver todo lo que han robado además de pagar una multa; a proxenetas y agresores, que deberían hacer trabajos sociales y aprender el valor de las personas; a aquellos que, en general, pueden devolver lo que han quitado, además de pagar su condena. Por el contrario, un asesino jamás podrá devolver la vida que tomó, y mucha peor es su culpa si además no se arrepiente de ello, o hasta se enorgullece de sus actos; esta gente no puede andar libre entre nosotros, porque han optado por jugar a ser Dios, a decidir quién merece vivir y quién no; la cadena de muerte no es la solución, puesto que "ojo por ojo todos nos quedaremos ciegos", pero por lo tanto es necesario imponer un castigo acorde con la ofensa.

Si no se aprende por las buenas, habrá que aprender por las malas, y la justicia significa dar a cada uno lo que le corresponde, ya sea en bien o en mal.

Diosa Justicia:
Ciega porque es imparcial.
Portadora de una espada porque es letal.

Por la educación

Nuestro país sufre una crisis educacional que nos está alejando del progreso y del crecimiento tanto económico como social, debido a la dejadez e ineficacia de nuestro Sistema Educativo. Como ya introduje en la entrada anterior, el Sistema es demasiado poco exigente, permitiendo todo tipo de faltas que no pasarían por alto en cualquier otro país europeo, lo que acaba repercutiendo en informes de carácter internacional como el Informe PISA, que nos coloca a la cola de toda la UE; y lo que es más, el actual Sistema está fomentando que los alumnos renieguen del conocimiento.

Tal y como se presenta, ahora sabemos "mucho de todo", pero al final no sabemos nada de nada, porque entre rocas con textura lepidoblástica, alomorfos de palabras, ecuaciones trigonométricas y física cuántica, nos estamos dejando por el camino la lengua y la aritmética. ¿De qué sirve que un quinceañero sepa descomponer la palabra "aterrizaje" en morfemas, lexemas y sabe Dios qué otras invenciones de nuestra respetada Real Academia, si todavía tartamudea al leer un texto? ¿De que sirve saberse la vida de Antonio Machado mejor que él mismo si no se entiende lo que se lee? ¿Cuál es la función de los límites y las funciones logarítmicas si los alumnos tienen que usar la calculadora para restar una fracción? La carrera tecnológica de las últimas décadas ha transformado profundamente la concepción de la educación (al menos en España, que nos gusta ir de modernos y al final acabamos metiendo la pata), creando un sistema educativo que bombardea a los alumnos con contenidos demasiado específicos antes de asentar las bases fundamentales; es decir, nos enseñan a correr antes que a andar.

Por otro lado, centrándonos en el tema de la permisividad, al conceder tantas "oportunidades" para aprobar una asignatura (del examen suspenso a diciembre, a junio, a septiembre, e incluso al siguiente curso según la asignatura con el suspenso en cuestión pendiente para las próximas convocatorias), se está fomentando la vagancia y el desinterés, pues los alumnos saben que no necesitan "hacer ni el huevo" para acabar aprobando, en muchos casos además porque "son aprobados" para que se quiten del medio. Esta falta de exigencia se traduce en que los niños arrastran déficit de conocimientos de un año a otro, y al siguiente, y al posterior, hasta que al final se caen con todo el equipo al verse totalmente incapaces de seguir las explicaciones del docente. Además, la estructura del sistema contempla un bombardeo absurdo de conocimientos teóricos que "no sirven para nada" a ojos del alumno, pues aparecen presentados como pura teoría, y acaba derivando a que los niños "estudian para el examen y luego se olvidan de todo". Visto desde más arriba, explotar la memoria para que los alumnos se planten en la silla el día del examen y escriban como autómatas siete folios acerca de Da Vinci, por ejemplo, sin tener ni idea de lo que están contando, es un método que lleva al no pensar. Tú copias lo que pone en la pizarra, te lo estudias, haces el examen, pasas de curso, y sigues. Así hasta que te das de bruces con la realidad o mueres en la más tierna y completa ignorancia.

El sistema, la EDUCACIÓN, consiste en enseñar, precisamente, a pensar, a ser capaces de formarnos nuestras propias ideas, de querer indagar y de fomentar la curiosidad, el amor por la cultura y las ganas de aprender. No podemos ir por la vida "estudiando para el examen" porque no vamos a llegar a ningún lado; la competencia cada vez es mayor, ya no a nivel nacional, ni internacional, sino a nivel mundial. Que se dice pronto. ¿Y qué hacemos nosotros? Inventarnos asignaturas de relleno (en efecto, queridos bachilleres, me refiero a CMC), arrastrar contenidos y fomentar la desinformación. Las clases de debate deberían ser obligatorias, debería haber una mayor influencia de las artes, la filosofía debería implantarse mucho antes, y, sobre todo, la educación debería contemplar una enseñanza de carácter GENERAL, es decir, que todos aprendiéramos economía, matemáticas, biología, literatura, música e incluso lenguas clásicas ANTES de especializarnos y convertirnos en expertos en física, derecho o medicina. Es imperativo que aprendamos a pensar antes de evolucionar, porque no hay una sin la otra.

Todos estos cambios están en nuestras manos, pero primero debemos darnos cuenta que la Educación no es un tema de política, es un tema de humanismo. La educación lo es todo, porque como siempre digo, los niños de hoy serán los adultos del mañana. Aquellos a los que les negamos una educación de calidad tendrán que pagar nuestras pensiones, y "levantar el país" como no lo están haciendo ahora. No podemos dejar el cambio "para mañana", tenemos que empezar desde ya y desde abajo. La riqueza de un país no se mide sólo por su productividad, por su liderazgo en los mercados internacionales o por su renta per cápita. La riqueza de un país se mide en la cultura de sus habitantes.


Contra la dejadez

La cualidad más representativa de España es la dejadez; hacemos las cosas "a medias", esforzándonos sólo lo suficiente como para que "tire", con lo que después nos toca sufrir las consecuencias. Es decir, somos los que ponemos cinta aislante al motor del coche en vez de llevarlo a arreglar y luego nos quedamos sin él. Por desgracia éste es el rasgo más extendido en nuestro sistema, y naturalmente me refiero a los dos pilares que, en mi opinión, sostienen un país: la educación y la justicia.

Nuestro sistema educativo está sometido a constantes cambios (según gobierne un partido u otro), críticas y puesto en tela de juicio por todos sin que realmente nadie consiga cambiar nada. Es un sistema educativo defectuoso, con muchos agujeros y decadencias que deberían quitarnos el sueño a todos; el sistema educativo no afecta sólo a los pobres estudiantes a los que les reforman el programa año sí año también, sino que nos afecta a todos. La educación que reciban los niños de hoy reflejará a los políticos, economistas, ingenieros y adultos del mañana. Esto quiere decir que si no conseguimos una transformación realmente profunda, sustancial y, sobre todo, eficiente, nuestro sistema continuará degradándose hasta el punto de catástrofe que ya estamos empezando a notar.

Esta degradación consiste en la dejadez (ahí está, ya estaba tardando en salir) del Sistema en general; ¿que no apruebas? Pues a diciembre. ¿En diciembre tampoco? No pasa nada, a junio. ¿Todavía nada? Pues a septiembre. ¿Que en septiembre tampoco pasas? No importa, te pasamos de curso y la arrastras a las tres siguientes convocatorias. ¿Se puede saber qué locura es esta? ¡Normal que estemos a la cola de Europa en el Informe PISA, si no pegamos chapa! El Sistema es permisivo, vago, poco exigente, y así ocurre, que cada vez más alumnos se preocupan únicamente por aprobar el examen en vez de por adquirir conocimiento. Este tema lo trataré más ampliamente en otra entrada, pero dejo estos dos párrafos a modo de introducción.

Con respecto al sistema judicial, creo que a nadie le va a costar mucho darse cuenta de dónde está el elemento de dejadez, considerando que las noticias acerca de la famosa Doctrina Parot empapelan nuestros periódicos y noticiarios. Durante el período de actividad más violento de la Banda Terrorista ETA, el código penal en vigor decretaba sentencias demasiado cortas para los asesinos, por lo que ya en 2006 se aprobó esta doctrina, la Doctrina Parot, que endurecía las penas a los mayores criminales (entre los que se incluyen los ahora libres violadores y terroristas), aplicándose sin embargo, con carácter retroactivo. Esto quiere decir que fue aplicada sobre reos que habían ingresado en prisión antes de 2006, lo cual transgrede una de los principios fundamentales del derecho. Todo esto deriva en la decisión del Tribunal de Estrasburgo, que lamentablemente no ha tenido más remedio que excarcelar a todos estos peligrosos criminales.

De esta polémica situación se sigue la dejadez del Sistema Judicial, que tendría que haber ideado esta doctrina en su momento, cuando empezaron los atentados y surgió la necesidad de aplicar castigos mayores; pero no se hizo. La pasividad, el "que lo haga otro mañana" nos ha conducido a una extrema crisis, con la puesta en libertad de individuos que están instalando el miedo en la calle. Este tema, así como el de la educación, también lo profundizaré en otra entrada individual.

En resumen, podemos ver cómo las vigas de nuestro país se sostienen sobre alambres endebles e inestables, resultantes únicamente de la dejadez del propio pueblo, un colectivo en el que además de incluir a nuestros queridos políticos nos incluimos nosotros mismos; podría hablarse de vagancia, o de indiferencia, pero la realidad es que a todos nos importa (o, al menos, desde luego que a todos debería importarnos) la situación en la educación y la justicia, sólo que "pasamos" de mover un dedo para promover verdaderos cambios. Es más fácil echarle la culpa a los altos cargos y escandalizarse desde el sillón. Y he ahí la causa de nuestra futura (o presente) ruina.


sábado, 14 de diciembre de 2013

Contra las etiquetas

Hoy en día todo y todos estamos clasificados en todos los aspectos de nuestra vida; tenemos un número de DNI, un nombre y una fecha de nacimiento en el registro, y, lo más abundante, un mote. Una etiqueta que nos agrupa "con los nuestros" según cómo actuemos. Una etiqueta que normalmente es injusta o incorrecta. 

Clasificar a la gente no tiene por qué ser malo, sin embargo, la mayoría de las etiquetas que designamos son generalizaciones inadecuadas o se usan como elemento peyorativo. Por ejemplo, si alguien dice "blanco", nunca falta alguien que te grite "¡ROJO DE MIERDA!" (con perdón de la grosería), o, por otro lado, "PUTO FACHA" (me disculpo de nuevo por el lenguaje). Estas etiquetas me resultan deplorables, puesto que como dijo Aristóteles, la virtud está en el término medio, y muchas veces nos empeñamos en clasificar a las personas en blanco o negro sin reparar en la cantidad de tonos de gris que existen; una opinión acerca de un tema no define quiénes somos. Y lo que es más, ninguna etiqueta es suficiente para juzgarnos como personas, ni completamente; con esto quiero hacer referencia a las falacias informales (aquellas en las que los argumentos aportados contienen datos irrelevantes para la tesis defendida), pues son el tipo de argumentación que puebla nuestra sociedad. 

Me refiero a las falacias de carácter informal (ad baculum, ad hominem, ad ignorantiam, ex populo, ad verecundiam); puede que la relación entre las etiquetas y estas falacias parezca inconexa, pero me apoyo sobre todo en la falacia ad hominem para proceder a explicar cómo las etiquetas nos influyen de manera negativa; pongamos el ejemplo: "Usted no me va a operar porque es un adúltero". En este caso, el hablante asume que el médico no está cualificado para realizar su trabajo con éxito por un hecho (es decir, un suceso etiquetado) que no está relacionado con el tema en cuestión. Otro ejemplo sería "Yo no doy crédito a las razones de un inmoral y un adúltero como usted", en el que se ataca a la persona en vez de al argumento. De todo esto se deriva que las etiquetas que nos califican de "X" no pueden ser extrapoladas a "Y", puesto que una opinión, un rasgo, un carácter, no define los demás.

También quiero denunciar el uso de las etiquetas con carácter peyorativo, como apunté antes; estas son los famosos "motes", o, debería decir, insultos. Si una chica no es femenina la crueldad adolescente (y adulta, que me valga) inmediatamente asume que es lesbiana. ¿Por qué? ¿Por no querer ir de rosa? Y... ¿qué tiene de malo ser homosexual? Nada, no hay ningún problema con ello, y el atacante lo sabe de sobra, pero aprovecha el efecto de esa etiqueta injusta para usarla como un arma contra la persona. Y lo que es más, ¿qué demonios importa si es o no es lesbiana (véase gay, gótic@, negr@, socialista, católic@, etc.)? ¿Significa eso que es mala persona? ¿O que no es buena en su trabajo, que no está cualificada? ¿Para qué sirven las etiquetas físicas, a parte de para burlas y comentarios degradantes? La respuesta es sencilla y presentada en blanco y negro parece obvia: PARA NADA. Y sin embargo muchos de nosotros nos dejamos llevar por el pópulo en nuestras pesquisas rutinarias. 

Por todo lo que lo anterior acarrea, tanto en aspectos laborales como emocionales, quiero pedir que se pare la fábrica de etiquetas y que nos obliguemos a nosotros mismos a mirar más allá de lo que vemos por fuera, de hacer una clasificación (por la buena costumbre humana de ordenar las cosas) correcta y completa; no asumir a la primera de cambio y "conceder el beneficio de la duda", es decir, seguir indagando antes de poner una etiqueta. Y sobre todo, no usarlas como insulto, porque el resultado no es nada recomendable (esto lo trataré con más profundidad en otra entrada); además, mantener etiquetas es injusto, porque la gente cambia constantemente y aunque nuestra reputación nos precede, tenemos derecho a pedir una revisión de la condena.

Como ejemplo insuperable de denuncia contra las etiquetas, os dejo esta maravilla de vídeo como lección, y os animo a pensar y a disfrutarlo. 

lunes, 9 de diciembre de 2013

El Proyecto

El mundo en el que vivimos está lleno de injusticias y desigualdades. Yo, como adolescente, no puedo hacer gran cosa para cambiarlo; no obstante, como escritora, puedo intentar que me ayudéis a conseguirlo. Yo soy muy pequeña, y el planeta es demasiado grande para abarcarlo con la palma de mi mano, pero mi pluma tiene tinta suficiente para poder llegar a todos los rincones que se proponga, y juntando mi mano con la vuestra, uno a uno, quizá consigamos construir una montaña a partir de granos de arena; convirtámonos en el cambio que queremos ver en el mundo.

Soy humana y humanista, pues deseo que haya paz y justicia a la vez que amo toda forma de arte o expresión; pero mi meta es demasiado grande para conseguirla por mí misma, así que necesito a gente, -quizá gente como tú- que me ayude. Nuestros niños de hoy mañana serán nuestros mayores; políticos, médicos, arquitectos, profesores, pilotos, artistas..., y lo más importante, personas, todos ellos se están forjando ahora. No podemos esperar a que ellos cambien el mundo si no les enseñamos a hacerlo; por eso, esta Humana y Humanista lanza un grito de tinta al cielo, pidiendo ayuda.

Mi objetivo es difundir este blog al mayor número de gente posible, escribiendo acerca de los aspectos de la sociedad que me gustaría cambiar, y organizar eventos socio-culturales cuyos beneficios se donarían a distintas organizaciones; me gustaría que mi proyecto creciera lo suficiente como para poder fundar una Asociación, con personas que quieran ayudarme a mejorar nuestro mundo, porque dar la espalda no es la solución.

Ayudadme, por favor. Ayudaos.